Un brote de gripe aviar fue confirmado el viernes pasado en una granja comercial del municipio de Montenegro, en Río Grande do Sul, lo que llevó a las autoridades brasileñas a activar un estricto protocolo sanitario. Unas 17.000 aves murieron en el establecimiento afectado, y el resto fue sacrificado preventivamente.
El Ministerio de Agricultura declaró emergencia zoosanitaria por 60 días y ordenó la inspección de todas las granjas ubicadas en un radio de 10 kilómetros. Se instalaron barreras sanitarias en los accesos a la ciudad y se llevan a cabo tareas de desinfección, especialmente en vehículos que transportan animales vivos.
En respuesta al brote, países como China, la Unión Europea, Uruguay, Argentina, México y Chile suspendieron temporalmente la importación de productos avícolas brasileños, lo que genera preocupación en el sector exportador.
Las autoridades brasileñas destacaron que el virus no se transmite por el consumo de carne de pollo ni de huevos, llamando a la población a mantener la calma.